Este año han sido los artículos más demandados, por profesionales y por ciudadanos de a pie.
Como continuación a la noticia anterior de nuestro blog, traemos un tema de lo más actual este 2020. En este artículo explicaremos brevemente los distintos tipos de EPIS sanitarios que existen y algunos de los aspectos más importantes que influyen en su elección, uso o manipulación.
Lo primero e imprescindible, es que todos los elementos deben estar homologados y certificados cumpliendo las normativas de la CE en materia de productos de uso sanitario.
Una vez adquirido el producto, debemos tener en cuenta la importancia de un correcto almacenaje para su óptima conservación. Un error en este punto podría inutilizar los equipos de protección, dañarlos o poner en riesgo a los individuos que los utilizan.
Antes de decantarnos por un equipo u otro, debemos llevar a cabo una evaluación de la situación en la que vamos a usarlos para elegir el EPI idóneo. Además de asegurarnos de la compatibilidad entre equipos de protección que tengamos que usar simultáneamente (ejemplo: uso conjunto de protección respiratoria y ocular), ya que podría provocar riesgos, accidentes o incomodidad para realizar la tarea que llevemos a cabo.
Una vez hayamos acabado de usar el equipo de protección, viene otro de los pasos más comprometidos; la retirada de los mismos. Deben seguirse escrupulosamente los protocolos de actuación indicados, ya que es uno de los momentos en los que más riesgo de contagio existe.
Llegados a este punto, actuaremos de distinto modo si el EPI es desechable o si es reutilizable. En el caso de tener que desecharlo, lo haremos en los contenedores destinados a ello, adecuados para residuos biosanitarios. En el caso de la reutilización, además de su depósito en contenedores adecuados, deberán llevarse a cabo tareas de descontamización y limpieza según los métodos que indique el fabricante.
Protección de la vías respiratorias
Mascarillas, tenemos distintos tipos. Debemos tener muy presente que no todas sirven como EPI para trabajos sanitarios ya que el nivel de protección varía según el tipo de mascarilla. Por este motivo, es importante valorar el uso que se le va a dar y las condiciones para usar una u otra. Algunos ejemplos que explican esta afirmación; las higiénicas y quirúrgicas protegen a los demás de lo que yo pueda expulsar al respirar, toser, hablar….pero no al contrario, por lo que no se recomiendan para uso profesional. Para conseguir esta protección “de ida y vuelta” nos tenemos que referir a otro tipo de mascarilla (FFP) de la que haremos también algunas diferenciaciones; FFP2 para entornos de riesgo bajo o moderado. FFP3 para entornos de alto riesgo (KN95 son de este tipo pero están homologadas en USA y no en CE). Podemos encontrar sin válvula y con válvula, siendo estas últimas menos eficaces para protegernos contra posibles contagios.
Protección ocular
Encontramos gafas integrales, que ofrecen gran comodidad y movilidad a la hora de trabajar, sirven para evitar salpicaduras y entrada de fluidos. Existen muchos formatos y modelos distintos.
También encontramos las pantallas faciales; más incómodas de usar pero con una protección integral del rostro.
Protección de manos
Guantes: desechables en la mayoría de los casos ya que nos proporcionan destreza. Si las tareas no requieren tanta soltura pueden ser más gruesos, pudiendo prevenir de esta manera la rotura.
Protección de resto del cuerpo
Ropa de protección: ya hablamos de ropa y calzado sanitarios en el anterior artículo. En este caso, vamos a poner el acento en las prendas que se colocan sobre la ropa con el fin de proteger al profesional en entornos con riesgo de contagio. Debe ser equipos de protección preferiblemente desechables que proporcionen impermeabilidad y hermetismo para resistir a la penetración de microorganismos.
Desde Maxport esperamos que os haya resultado útil esta información y que no dudéis en preguntarnos si queréis saber más sobre todos estos artículos.
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